D.R.
Andarán en cosas raras...!
Convocaban Quilapayún, La Cantata Santa María de Iquique, Huerque Mapu, Los Olimareños, el Roque Narvaja y Octubre mes de cambios; que la Negra Sosa, Viglietti, Zitarrosa, y hasta Guarany de tanto en tanto.
El veinticuatro, era día de cumpleaños recordados, no de despertares sobresaltados con el más amargo de los mates que te hubiera podido cebar un abuelo.
-Volvieron los militares, están hablando por radio...Seguro se va a armar lío por todas partes!!
Escueto, telegráfico, categórico. Tal el mensaje del noticiero que, munido de un ilustrativo mate desvelado, impelía al levantamiento...de las cobijas mañaneras -cobijas que, por esas horas, serían de las últimas en el país en dar invulnerable arropamiento a tanto cansancio adolescente. Las que vendrían no asegurarían, acaso, el entregarse a todo sueño sin sobresaltos.
Bien, la pueblada tan anunciada no se llegó a concretar; los actos de repudio a la asonada no obtuvieron notoriedad pública, la resistencia no se oyó, no se produjo.
Después del mediodía y después de la pertinente siesta que amerita todo verano en retirada, aún no se advertían rasgos de la letal respuesta vaticinada por el abuelo. Solamente alteraba el monótono paisaje de canícula pampeana, el intenso transitar angustiado de los móviles que, a pesar de no poseer evidente identificación oficial, el conocimiento popular los advertía como “incautados en procedimientos”.
-¡Uy, pasó el Torino blanco como los bomberos para aquel lado!!
-¡Sí, en las puertas llevaba pegado un triángulo de papel blanco!! ¿por qué será?
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Dos tipos de saco y bigote, están contra la pared de la oficina que daba al pasillo de los bancos de cemento, uno más, parado al lado de la puerta. No son rostros de conocimiento habitual; sus rasgos son extremadamente duros, pareciera como que no respiraran...
En el centro mismo de la pequeña y lúgubre habitación, se encuentra una reglamentaria mesa metálica sobre la cual se halla una gris Remington o Underwood, quien sabe.
Por encima de la máquina de escribir, subyace una fría mirada celeste azulada, resguardada por un firme peinado al fijador. Su propietario es el encargado de las preguntas de rigor, de rigor.
Ante cada respuesta insatisfactoria deviene una furibunda extirpación de la hoja oficio dispuesta para el interrogatorio. También engendra el impredecible y brutal golpe de puños de cualquiera de los apostados en torno al irregular cuestionario.
El encuestado queda inmóvil, luego de yacer en el piso entre estertores. El patriótico acto tocó a su fin...
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1. -No querido, no lo tomés a mal pero, quisiera que me entiendas...es por mi hijo ¿sabés? Tratá de no venir más por casa...
2. -¡Pero Negro, como me pedís que le dé una mano, si vos sabés que él anduvo en la izquierda!!!
3. -Si, yo te quiero, pero dice mi papá que es mejor que no nos veamos más...
4. -Mirá, pasa que hay exceso de personal...A lo mejor, más adelante te volvemos a llamar...
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Hasta Villa María los sesenta kilómetros fueron cubiertos en dos meses y medio, para ser exactos. El Peugeot blanco devoraba inapetente los kilómetros, por la desierta ruta nueve; el oficial a cargo, la vista perdida en el horizonte que le había sido asignado, se debatía en deudas y deberes; mientras, Visconti, entusiasmado, valientemente munido de una escopeta Itaka por demás cargada, apoyaba diestramente sus dos caños sobre el pescuezo de la fresca presa a ofrendar.
La celda tiene-tenía-tiene-tenía, cuatro o cinco metros hacia lo alto; cuatro de profundidad y metro y medio hacia lo ancho. Dos chapas de zinc como portada y una pequeña hendija, un agujero, un respiradero de baño, bien en lo alto. Nada de luz; ni natural, ni de artificio.
Había que fijar muy bien la vista cuando se deslizaba el descascarado plato que contenía la mutilada gallina y la papa hervida, para no andar a los manotones entre la arenilla del suelo y la sopa.
-(Deben ser cerca de las ocho de la noche, ya empezó Mónica Presenta!)
En tanto, por cada pueblo, comarca o metrópolis nutrida; ya habían sido comisionados los comisionados que derrocarían a los intendentes en desuso. También habían sido designados los directores, los gerentes, los secretarios y hasta los novios adecuados...
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-¡Vamos, que ya empezaron Los hijos de López!
-En el cine dan una de Carlitos Balá y Palito Ortega. ¿Bailás?
-¡En Radio Unión hay un montón de música que ya no se pasa!¿La habrán censurado?
-¿Qué? ¡Yo salía de noche y nunca me robaron!
-¡Bah, aritos, tatuajes, pelos teñidos! ¡Tendría que volver la colimba!!!
-A mi, nadie me molestó...Yo no me metí en nada y nadie me jodió, ¿tá claro?
-¡No me digás que es homosexual!
-¡No me digás que es zurdo!
-¡No me digás que es drogadicto!
-¡No me digás que piensa!
